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Contextualización histórica: qué ocurre en España desde el nacimiento de Carrère hasta su muerte.

Emilio Carrère nace en 1881 y muere en 1947. España y él tienen una cosa en común: una vida llena de cambios, crisis y transformaciones.


Últimos años del siglo XIX: la agonía de lo que antes fue un imperio.

El fin del siglo XIX está protagonizado por la Restauración Borbónica (se venía de una primera república que no había durado mucho), el bipartidismo, los nacionalismos y la Guerra de Cuba. Cánovas del Castillo hace firmar a Alfonso XII el Manifiesto de Sandhurst en 1874, en el que se proclama, entre otros, que el rey es elegido por el pueblo —aunque otras opciones no tenía—. Sin embargo, aunque es el proceso más pacífico, es muy lento y Martínez Campos recurre a un pronunciamiento militar para proclamar rey a Alfonso sin más demora.


Cánovas se centra en traer la paz a España. Para ello se basa en un régimen oligárquico apoyado en las clases altas. Pone fin a las III Guerras Carlistas y a la de Cuba con la Paz de Zanjón. La de Cuba resurgirá en 1895. En la Constitución de 1976 se reconocen los derechos de la de 1869, impone un modelo centralista de Estado y no establece una clara división de poderes: el rey tiene poder sobre el Parlamento. El sufragio para votar a los diputados del Congreso es censitario. En cuanto al bipartidismo —imitación del modelo inglés—, se turnan los mandatos el Partido Liberal conservador, evolución del moderado de Narváez, y el Partido Fusionista que aglutina todas las ideologías a excepción de la derecha monárquica afín a Cánovas. Las elecciones, como no puede ser de otra manera, están amañadas: el cacique insta muy amablemente a sus vecinos a que voten al partido que le dicen desde arriba y, si eso no funciona, siempre se puede recurrir al pucherazo, con prácticas como el voto de gente fallecida, tres votos por persona o la quema de las papeletas. Con todo esto se logra una estabilidad política.


Caricatura del caciquismo. Una gran fila de hombres de distintas clases sociales con elementos característicos del caciquismo, incluyendo el pucherazo.
Crítica al caciquismo

En 1885 muere el rey y pasa a regentar María Cristina hasta la mayoría de edad del siguiente Alfonso. También se firma el Pacto del Pardo, que viene a dejar por escrito lo que habían estado haciendo los años anteriores. Pero no todo es tan estable como parece. Se encuentran problemas con los movimientos antidinásticos (carlistas y republicanos), los nacionales (catalán, vasco, gallego) y los obreros (marxismo y anarquismo). Surgen como reacción a las pretensiones uniformadoras y centralizadoras de la Restauración. Algunos son más moderados que otros, pero ninguno consigue mucho a excepción de los obreros. Las causas para el movimiento obrero español son la inseguridad (paro, enfermedad, lesión, vejez...), los bajos jornales (especialmente a mujeres y niños), las malas condiciones laborales, la desaparición de los gremios que los protegían y el hábitat en general. Existían desde antes de la primera república, con huelgas, bandolerismo, protestas, creación de sindicatos, fundación de partidos (PSOE en 1879 y UGT en 1888), entre otros.


En 1895 y hasta 1898 resurge la Guerra de Cuba. Inicia con el Grito de Baire, que tiene consecuencias nefastas para los civiles: al general Weyler, enviado por Cánovas para calmar la situación, se le ocurre la brillante idea de encerrar a mujeres, niños y ancianos en campos de concentración. Cánovas intenta dar autonomía a Cuba, pero obtiene la oposición de los independentistas, conservadores y de Estados Unidos, que no podía evitar echar el ojo a esa isla de riquezas. Cánovas es asesinado —por la Mano Negra, una organización secreta terrorista andaluza que luego intentaría matar a Alfonso XIII el día de su boda— y Sagasta toma el relevo de repartir paz y amor e igualdad a la población cubana y española. Resulta en vano porque en 1898 se produce el incidente del Maine (un barco que salta por los aires), la excusa perfecta para que los americanos declaren la guerra a España e intenten ganarse el favor de la isla. Habían intentado en varias ocasiones comprar la isla pero no habían tenido éxito. Con tal fracaso en Cuba y con descontento en Filipinas (que también quería independizarse), se firma el Protocolo de Washington, en el que se accede a dejar de luchar. Unos meses más tarde, con el Tratado de París, España vende todas las islas (Filipinas, Puerto Rico, Guam, las Carolinas, Marianas y Palaos) a Estados Unidos y a Alemania, que también anda por allí. Concede la ansiada independencia a Cuba; la cual no es más que una fachada.


Nativo cubano ondeando la bandera republicana con la palabra Libertad. A su alrededor varios personajes europeos en su proceso de colonización
Guerra de Cuba

Con esto se llega al fin del imperio colonial español, que mucho había durado y que hizo que creciera el resentimiento de los militares hacia los políticos —como curiosidad, en estos años empezó la cancioncilla de «cochino, marrano, cerdo americano»— y de los civiles hacia la militarización. Surgieron también movimientos intelectuales y políticos contrarios al sistema corrupto canovista: la Generación del 98 y el regeneracionismo (estar más cerca de Europa, acabar con el caciquismo, implantar un sistema educativo laico, racionalista y defensor de la libertad de cátedra).


Hay un proceso de transformación económica lento y más tardío que en el resto de países de Europa (nada nuevo) que incluye el desarrollo urbano, innovaciones agrarias, proceso de industrialización, la construcción del ferrocarril y un desarrollo en el comercio y la banca moderna.


Alfonso XIII: el rey al que le gusta coleccionar coches, mujeres y películas porno.

España entró en el siglo XX con un rey de dieciséis años jurando la constitución de 1876 en 1902. Se trata de Alfonso XIII quien, arropado por las faldas de su madre y de su tía, ve cómo la Restauración entra en crisis. El sistema presenta varios problemas: la autenticidad del sistema político, la reivindicación de las clases medias y populares y la integración en el sistema de las nuevas fuerzas políticas (PSOE, republicanos y nacionalismos).


Caricatura del monarca Alfonso XIII. Pasa los días de un calendario en el que siempre es martes 13.
Caricatura a Alfonso XIII

El regeneracionismo y su vertiente política el revisionismo toman fuerza, influyendo en los intelectuales y tiñendo de pesimismo existencial e irracionalista las reflexiones sobre la decadencia de España y sus culpables.


La Semana Trágica de Barcelona (26 julio - 3 agosto 1909) está estrechamente relacionada con la Guerra de Marruecos. El presidente Maura llama a las filas a las unidades de refuerzo para la guerra, es decir, a hombres que han acabado el servicio militar y tienen familia, lo que crea un evidente malestar civil. Hay una resurrección violenta popular contra la política colonial del gobierno. Es declarado el estado de guerra y Maura tiene que mandar al ejército, lo que produce una dura represión. Tras varias penas de muerte, tribunales militares y un escándalo internacional, Maura se ve obligado a dimitir. Llega el turno de Canalejas, quien trata de calmar a los civiles con medidas como la ley de reclutamiento o la prohibición del trabajo nocturno de las mujeres. Crece el movimiento sindical y obrero. Canalejas sigue el camino de Cánovas: es asesinado por un anarquista. Eduardo Dato ofrece un par de años de inestabilidad política y es sucedido por el Conde de Romanones. El Conde intenta atraer a la izquierda moderada a su favor e invierte en proyectos públicos como escuelas y carreteras.


Fotografía en blanco y negro de Barcelona con varios focos de incendios debido a las protestas de la Semana Trágica
Semana Trágica 1909

En este momento comienza la I Guerra Mundial (1914-1918) y la Revolución Rusa (1917-1923). España decide ser neutral y no intervenir por falta de preparación, ya que no está al mismo nivel de industrialización que los países que se van a jugar con la muerte.


En el verano de 1917 se producen tres revoluciones: en el ejército (malas condiciones de vida y sin el respeto de la sociedad; además de las diferencias entre los junteros de la península y los africanistas), en Cataluña el intento autonomista, y el movimiento obrero con sus huelgas que acaban con represión militar por temor a serias consecuencias. El trienio Bolchevique (1917-1920) es más de lo mismo: muertes, asesinatos, huelgas, represiones e inestabilidad.


Pero Marruecos sigue ahí y se encuentra mal. España interviene por varias razones: porque Francia estaba en el norte de África y en la Conferencia de Algeciras (1906) Europa le había concedido un protectorado a España; por la necesidad de prestigio militar y orgullo nacional (desde 1898); por intereses económicos (hierro) y por labores civilizadoras de aculturación.


Mapa con los movimientos estratégicos tanto del ejército español como de la guerrilla marroquí.
Desastre de Annual

La intervención militar española en Marruecos se puede resumir en unas primeras fases de guerra contra tribus indígenas —que en general resultan fatales para el ejército español, poco preparado para esos escenarios— y el conocido como desastre de Annual (1921), que es la gota que colma el vaso para toda la población española. La técnica de avance y control del territorio es nefasta, situación que aprovechan los rebeldes marroquíes. Consiguen que sus contrincantes se retiren con la moral por las arenas. Esto ocasiona un descontento todavía mayor en los civiles y en el propio ejército. Por un lado están los africanistas, con Franco pululando por ahí, partidarios de seguir en Marruecos; y por el otro los junteros o peninsulares, con Primo de Rivera, a favor de abandonar el conflicto. Se abre el expediente Picasso para averiguar los responsables de tremenda catástrofe militar, que acaba acusando incluso al rey. Al final todos están descontentos con todos: los militares con el gobierno por negarles recursos, los civiles con los militares y con el gobierno por las miles de muertes, y el gobierno con los militares por perder un territorio rico en dinero.


De la monarquía a la república: el nacimiento del fascismo en Europa.

Alfonso XIII tiene dos alternativas para tratar de sacar adelante el país: la democratización plena del sistema acabando con el sistema canovista o establecer o permitir un régimen autoritario. En Italia está Mussolini jugando a ser dictador y en el resto de Europa siguen recuperándose de la I Guerra Mundial y, a España, otra cosa no, pero el fascismo sí que llega rápido. Primo de Rivera decide ayudar a su rey a tomar una decisión a base de golpe de Estado. El rey está encantado con la idea y le nombra presidente sin encontrar oposición ni del resto de partidos ni de los generales. La opinión del resto de la gente es irrelevante. Así empieza su dictadura (1923-1930). Con el fascismo italiano como modelo, crea un único partido (Unión patriótica), suspende artículos de la constitución, disuelve las Cortes, militariza la administración y declara el estado de guerra contra los obreros. Después de dos años empieza a desmilitarizarse el Régimen (directorio civil). Se intenta crear una constitución, finaliza la guerra con Marruecos con el Desembarco de Alhucemas, hay cambios en la economía que llevan a los felices años veinte aunque en 1929, por la crisis mundial, vuelve a caer todo. La dictadura acaba cuando el sujeto dimite y se exilia a París después de tratar con conspiraciones militares, su enfermedad, la oposición política y el fin de su amistad con Alfonso XIII.


Durante un año se establece la «Dictablanda» del General Berenguer (1930), que no dura mucho y da paso, tras su dimisión, a un gobierno afín al rey aunque con elecciones al más estilo canovista. Hay oposición por todos lados: los nacionalistas y de izquierdas, la conservadora y católica, la oposición militar (Sublevación de Jaca) y la intelectual (Generación del 27). Tras unas elecciones municipales en abril del 31 en las que triunfa la monarquía en lo rural (por el caciquismo) y la república en las ciudades, Alfonso XIII se exilia. El vacío de poder lo toma la República y la democracia.


Alegoría de la II República Española. Sujeta una balanza en la mano derecha y la bandera tricolor roja, amarilla y morada en la derecha. A su lado un león. Detrás varios episodios de la historia de España.
Alegoría II República Española

La 2ª República: un pequeño oasis que no dura mucho.

Hay una serie de problemas para conformar un gobierno que guste a todos. Se redacta la Constitución de 1931. Empieza el bienio reformista (1931-1933) que inicia una serie de reformas de todo tipo que consideran esenciales para modernizar España. Busca el apoyo de las clases medias y de los obreros. Continúan los intentos de independencia de Cataluña, País Vasco y Galicia. En las elecciones de 1933 gana un partido de centro y comienza el bienio radical-cedista (1933-1935), lleno de corrupción, escándalos, inestabilidad y crisis. En la revolución de octubre, el PSOE (con Largo Caballero y compañía) se une a los comunistas y anarquistas para tratar de derrocar al gobierno mediante la fuerza armada. Temen la expansión del fascismo por Europa. Tiene especial efecto en Asturias, donde la represión es brutal. En 1936 hay unas nuevas elecciones en las que gana el Frente Popular, formado de nuevo por una mezcla de todos los partidos de centro e izquierda. Durante el breve periodo de cuatro meses, hacen todo lo posible para protegerse del fascismo, por ejemplo, enviando lejos a los militares que consideraban peligrosos, como Franco a Canarias o Mola a Navarra, e ilegalizando la Falange que había fundado Primo de Rivera y que se había fusionado con las JONS. Sin embargo, todo es en vano. Los pistoleros falangistas están dispuestos a desestabilizar al gobierno, asesinan a todo el que quieren y las calles están llenas de jóvenes de todas las ideologías que se lían a tiros.


Primera plana del periódico Detective en blanco y negro. Fotografías de cuatro pistoleros. En los márgenes dos ilustraciones de Madrid.
Noticia sobre pistoleros en Madrid

La Guerra Civil española (1936-1939): el comienzo del fin.

No es de extrañar que los generales aprovecharan todo este caos para iniciar su sublevación desde distintos puntos. Tienen el apoyo de los carlistas, alfonsinos, los monárquicos y los fascistas. Su objetivo es instaurar un gobierno similar al de Primo de Rivera y volver a la monarquía. El 17 de julio de 1936 las tropas de Marruecos dirigidas por el General Yagüe se sublevan y Franco toma el control de la rebelión desde Canarias.

Triunfa el Golpe en gran parte de España. El presidente de gobierno José Giral reparte armas entre los sindicatos, lo que hace que fracase el Golpe en Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. Los apoyos externos a ambos bandos se basan en un interés económico, no ideológico. Fuera de España también hay tensión entre la extrema derecha y la democracia. La Guerra Civil española se considera el preludio a la II Guerra Mundial (1939-1945). Los sublevados tienen el apoyo de Hitler, de Mussolini, del Papado y de los fascistas portugueses e irlandeses. A los republicanos los apoya Stalin, México, voluntarios antifascistas de las Brigadas Internacionales y algunos intelectuales. Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos se mantienen relativamente neutrales —venden combustible y armas a quien les parece oportuno—.


Seis carteles de propaganda para la Guerra Civil Española.
Propaganda para la guerra

Los sublevados dejan el mando en Franco y él accede, mientras que los republicanos y la democracia tienen crisis internas y muchas diferencias de opiniones —algunos quieren esperar a que empiece la II Guerra Mundial, otros negociar y otros liarse a palos—, lo que los lleva a su fin. Las consecuencias, como en toda guerra, son miles de muertos en ambos bandos, tanto en batalla como en ejecuciones, encarcelamientos, desaparecidos y exiliados (sobre todo a México, pero también a la URSS y a los campos de concentración de Austria y Francia). La represión es dura. Los que no consiguen o quieren marcharse son fusilados o internados en campos de concentración españoles, condenados a trabajos forzados (carreteras, El Atazar, El Valle de los Caídos y un largo etcétera).


La Dictadura franquista (1939-1975): «En mis tiempos...», en sus tiempos qué.

Franco tiene el control absoluto de todo y no tiene pensado compartirlo. Está en contra de todo lo distinto a él y quiere controlarlo todo. Es tan anti que es hasta antimonárquico parlamentario, porque les culpa de la decadencia de España. Colabora estrechamente con el ejército, la Iglesia católica, la Falange, los carlistas, los empresarios y los alfonsinos.


Franco no quiere intervenir en la guerra mundial que se está dando en Europa, pero apoya el fascismo de Alemania e Italia. Al menos hasta 1942, año en el que Estados Unidos se une y hace peligrar la victoria de Alemania. Entonces España pasa a ser neutral... al menos oficialmente.


Mussolini y Hitler tocando sendos instrumentos de cuerda intentan que Franco, vestido como una mujer tradicional y sentado en un balcón, se una a la segunda guerra mundial. Detrás de los dos dictadores se encuentra el esqueleto de la Democracia.
Mussolini y Hitler intentan seducir a Franco

De 1939 a 1951 España tiene una economía autárquica, es decir, de autosuficiencia. Está cerca de la bancarrota, no comercia con el exterior y obliga a los civiles de las ciudades a migrar al campo, donde pueden cultivar su sustento (o robarlo). Hasta 1959 predominan los valores tradicionales y religiosos. No quedan docentes de izquierda ni liberales y se potencia la enseñanza religiosa privada. Por supuesto no puede faltar la censura en todos los aspectos imaginables (intelectuales, radio, televisión, cine).


Como Emilio Carrère muere en 1947, este artículo finaliza aquí. Para conocer más en detalle su vida, recomendamos leer el artículo sobre sus oficios, disponible en este blog.

 

 

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