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Entrevista a Rosa Navarro, prologuista de «El crimen del sátiro»

Rosa Navarro es una autora castellanomanchega, profesora de Literatura y autora de obras como Niña con monstruo dentro, una antología de diecisiete cuentos por la que fue ganadora del Premio Tigre Juan 2023. Esta cuentista posee un estilo fresco que combina el humor negro y el surruralismo, recordando así a películas de Berlanga o José Luis Cuerda (de hecho, Rosa interpretó a La Justicia en su película Tiempo después). Defiende el valor del microrrelato como género y la importancia del cuento literario. Estamos ante una narradora con voz propia que, además, es la prologuista de nuestro libro El crimen del sátiro, de Emilio Carrère. 

 


Has sido ganadora del Premio Tigre Juan por Niña con monstruo dentro, libro de relatos en el que haces uso de un humor muy particular ¿Qué te llevó a involucrarte en el proyecto de El crimen del sátiro, que trata sobre un tema tan oscuro y delicado, con un tono que dista de lo humorístico?

El humor, muchas veces, parte de la oscuridad. Siempre se ha dicho que el humor se sustenta en la fórmula tragedia + tiempo. Si pensamos en la escena humorística más simple, por ejemplo, el típico resbalón con la piel de un plátano, nos damos cuenta de que, incluso ahí, la risa surge de la tragedia, en este caso, ajena. Nos reímos de las caídas, de los lapsus lingüísticos, de los errores y las pequeñas desgracias. El humor no deja de ser una respuesta desesperada, un arma para combatir el dolor, una forma de mirar, enfrentarse y superar el drama. Sin tragedia no hay comedia, por lo que no son temas tan distantes.

 

Tu prólogo tiene multitud de referencias y testimonios del propio Carrère ¿Cómo abordaste el desafío de prologar esta obra y este autor? ¿Qué aspecto te resultó más complicado?

Prologar a un autor como Carrère es todo un reto, porque no deja de ser un personaje literario en sí mismo. Quizá eso fue lo más complicado: distinguir al autor del personaje, dudar de su propio testimonio y encontrar al verdadero escritor detrás de sus textos. Para mí fue muy divertido volver a encontrarme con él, releer algunas obras y descubrir otras nuevas, porque es un autor inagotable, con numerosas publicaciones y con una vida personal muy interesante. Por otro lado, yo disfruto mucho con el lenguaje, y Carrère es un maestro en ese aspecto: sus textos construyen a la perfección la esencia de la época. Así que, en el fondo, hacer este prólogo supuso un paseo fascinante por el Madrid del momento, lleno de cabarets, de noches animadas y de personajes singulares. Podemos decir que, mi vida social y nocturna durante la elaboración del prólogo (al menos en la imaginación), fue más fascinante que nunca.

 

¿Podrías definir El crimen del sátiro en 3 palabras o en una frase?

Como apunto en el prólogo, es una especie de verbena trágica. Una injusticia con organillo de fondo.

 

Tal como has dicho en entrevistas, los cuentos y relatos cortos tienen el desafío de contar más con menos. ¿Consideras que una obra de extensión breve tiene la misma capacidad para implicar emocionalmente al lector que otra más larga?

Por supuesto. Ese es el reto de la literatura breve. Pero es un trabajo más fino: a una novela larga le pueden sobrar unas páginas, o un capítulo entero y, aun así, seguir enganchando al lector. Sin embargo, en la —buena— literatura breve no sobra nada, tiene que ser exacta: no puede desperdiciar ninguna bala. Es un desafío para el autor y, si este consigue implicar al lector con pocas palabras, merece toda mi admiración. Siempre digo que confío ciegamente en los autores de literatura breve.

 

 

Se dice de tu trabajo que eres una escritora «capaz de amar y maltratar así, a un mismo tiempo, a sus personajes, que los mima, los desecha y los humilla, con ternura y con descaro». El crimen del sátiro tiene hampones, mujeres de la calle, carteristas y demás personajes con una vida desdichada y llena de maltrato.  ¿Cómo se decide hasta qué punto exponer a los personajes a situaciones adversas sin caer en la explotación de sus experiencias y respetando las complejas realidades que se intentan representar?

Quizá te parezca una respuesta extraña, pero yo creo que es el personaje el que decide. A mí me gusta pensar que, si el autor crea un buen personaje, este tiene la autonomía de decidir, de equivocarse, de dar la vuelta a la historia y de desnudarse hasta donde quiera. Si el autor tiene que tomar estas decisiones por él, el personaje no está bien construido. Aunque quizá, me obligo a creer eso porque, como dices, parece que yo “maltrato” en ocasiones a mis personajes… si no pensara así, no podría dormir por las noches.

 

¿Cuál crees que es el papel del arte, y en este caso de la novela corta, en la exploración de temas polémicos?

El arte, la literatura, es el reflejo de una sociedad, de un tiempo concreto: la crónica de la existencia, con sus creencias, sus alegrías y sus tragedias. Además, en el caso de la novela corta es muy evidente: no olvidemos, por ejemplo, el papel de las publicaciones periódicas de la época. Muchas veces supone una denuncia, un ajuste de cuentas o una crítica. Pero, simplemente con mostrar, con relatar y narrar lo cotidiano, la literatura tiene la capacidad de hacer reflexionar al lector. Las obras clásicas lo son porque explican el mundo. Si les hiciéramos más caso, no estaríamos tropezando con las mismas piedras una y otra vez.

 

Si Carrère hubiera escrito El crimen del sátiro en el siglo XXI, sin entrar en spoilers, ¿qué aspectos crees que hubieran sido diferentes? ¿Consideras que hay sátiros en la actualidad?

Creo que, en esencia, no habría mucha diferencia, porque, lamentablemente, siguen existiendo esos sátiros criminales. El tema es muy actual y, el fondo, el mensaje, sería el mismo. La diferencia fundamental estaría en la descripción del ambiente y en el lenguaje. Supongo que, en lugar de situarnos en el mundo de la bohemia decadente de la época, llena de palquistas, marqueses o hampones, Carrère nos llevaría hoy por las calles de Malasaña o Lavapiés de la mano de hipsters, reguetoneros y cayetanos, las tonadillas de cabaret serían sustituidas por la última canción de Rosalía y los personajes se harían selfies. Pero el crimen, por desgracia, sería el mismo.

 

¿Qué mensaje te gustaría trasmitir a los que estén considerando leer el libro? ¿Por qué crees que deberían leerlo?

Considero que es una obra muy interesante y de rabiosa actualidad: como he dicho antes, las cosas no son ahora tan diferentes. Son los mismos sátiros, solo que ahora calzan zapatillas deportivas. La (in)justicia respira igual hoy. Por otro lado, la novela es muy ágil, está construida desde la acción y el diálogo, y atrapa al lector desde la primera página. Y no solo atrapa, sino que te deja un sabor latente que no deja indiferente a nadie. Esta obra muerde. Y eso, en literatura, es maravilloso.



Ha sido un inmenso placer poder conocer más a Rosa Navarro y contar con ella para el prólogo de El Crimen del sátiro. Desde aquí, le agradecemos su tiempo y su predisposición para compartir sus impresiones y experiencia de las que, seguro, podemos aprender mucho.

 

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«Soy el titiritero que mueve sus muñecos vivos, poniendo una rosa de poesía sobre el dolor de los burdeles y una ilusión de gloria sobre los soñadores fracasados.» Emilio Carrère

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