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Una era perdida

Cuando pensamos en escritores del siglo pasado, particularmente en aquellos que tuvieron mayor reconocimiento antes de la guerra civil, solemos pensar, casi de forma instintiva en los mismos. En la generación del 27; Lorca, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Pedro Salinas, quizás en Pio Baroja. Pero, desde luego hay una época que no se te viene tan rápido a la cabeza: La bohemia. En las dos décadas que se extienden entre 1900 y 1920 existieron autores con historias realmente curiosas, que también merecen ser recordados. Como puede ser el caso de Emilio Carrère. En el ambiente social del autor de El crimen del sátiro había autores realmente excéntricos, con historias llenas de altibajos y curiosidades. Queremos presentaros a algunos de estos autores que compartieron vivencias con el autor de nuestro querido sátiro y que quizás no conozcas.


Emilio Carrère nació en diciembre de 1881, se crio con su abuela, Estudio filosofía y letras y llegó a ser actor en la compañía de Juan Casañer, gracias a la intercesión de su padre tras su boda de 1906 con Milagros Sáez de Miera, obtuvo un empleo en el tribunal de cuentas. A diferencia de los demás autores asociados a la bohemia el no tuvo ningún tipo de estrechez económica y, sin embargo, fue considerado cómo el arquetipo de poeta bohemio. Llegó a ser cronista de la Villa. Se empezó a hacer realmente popular con la publicación de su poema La musa del Arroyo en una revista en 1907, poema que podréis leer este poema en esta edición. Publicó poemas en multitud de revistas de la época. Una de ellas siendo la esfera donde también colaboró Enrique Ochoa, uno de los ilustradores de la bohemia, el ilustrador de Rubén Darío y que ilustró la edición original de El crimen del sátiro, pero a Ochoa ya le conoceréis en futuras entradas.


Uno de estos autores que compartió la Madrid bohemia junto a Carrère fue Alejandro Sawa, hijo de un comerciante griego que vivió en España. Estudió en el seminario de Málaga y también pasó por la facultad de derecho de Granada se fue a vivir a Madrid, vivió también en París donde conoció a su mujer Jeanne Poirier. Allí actuó como conexión con los autores hispanoamericanos que llegaban a Francia. Es también conocido por ser la inspiración de Valle Inclán cuando escribió el personaje de Max estrella en Luces de bohemia, porque al igual que este, Sawa vivió sus últimos años ciego y en la miseria. Si queréis leer algo de este autor Libros de la Ballena tiene publicado La mujer de todo el mundo y criadero de curas dos de las mejores obras escritas por Sawa.


Otro de estos autores es Joaquín Dicenta Benedicto, hijo de militares. Estudió en alicante hasta terminar el bachillerato. Después se mudaron a Madrid. Su madre que pesé a sus limitados recursos, con ayuda de militares reconocidos logró que entrase en la academia de artillería de Segovia, de la que fue expulsado por su rebeldía. Entró en la facultad de derecho de Madrid, pero dejó de asistir a clase. Se independizó a los diecisiete años y para poder sobrevivir tuvo que trabajar trabajos precarios, pero más adelante comenzó a escribir en la prensa, colaboró también escribiendo en la sección de cuentos de El Liberal, escribió también en La Esfera. En 1904 fue nombrado director de la Asociación de autores. Escribió prensa toda su vida.


Una de las amistades de Carrère era la escritora andaluza Amalia Domingo Soler, escritora que quedó marcada por una infancia con problemas de salud y graves problemas con la vista. Trabajó como costurera para poder sobrevivir. Vivió una gran crisis personal por entonces, gracias a una revista llamada El Criterio empezó a interesarse por el espiritismo. Fue este interés en lo que coincidía con Carrére, cuando años más tarde la propia Amalia fundó su propia revista llamada La luz del porvenir Carrère participó en esa publicación. Esto es interesante porque La luz del porvenir era una revista que aparte de estar en activo entre los años 1835-1909 y de ser un impulso enorme para la corriente del espiritismo en España, era también una revista donde se reivindicaban los derechos de las mujeres. Esta inclinación por empatizar y ponerse en el lugar de la mujer es algo que se puede apreciar en la novela que vamos a publicar, y como te puedes imaginar no es algo usual en los autores de aquella época.


Otro de los autores que compartieron aquel Madrid con Carrère a quién le gustaba caminarla de noche, como un Dickens castizo, fue Antonio de Hoyos y Vinent. Este autor nacido en Madrid e hijo de marqueses participó en la vida social de la aristocracia, asistió a fiestas y reuniones. Fue una figura del decadentismo. Era muy crítico con la aristocracia, esto se puede apreciar en sus obras, que ya desde la primera Cuestión de ambiente, novela prologada por Emilia Pardo Bazán, era abiertamente crítico con su falsedad e hipocresía. Fue considerado Anarquista y tras la guerra civil fue condenado a una pena de treinta años en la cárcel, en la que murió en 1940. Fue una de las primeras figuras públicas en declararse abiertamente homosexual, tuvo una producción artística excelsa y participo también en La Esfera.


Estas son unas cuantas figuras fueron cercanos a Carrère y compartieron junto a él aquella Madrid bohemia, repleta de miseria y amor por las letras.

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